Casillas y del Bosque vuelven al estadio donde lograron la novena

A Iker Casillas se le vendrán mil imágenes a la cabeza cuando pise el césped del Hampden Park. Han pasado 2.705 días y aquel chaval al que le faltaban cinco para cumplir los 21 años se ha convertido en el mejor portero del planeta.

Aquella noche de Glasgow es una de las que han marcado la carrera del 1 de La Roja: "No es que me cambiara la vida, pero sí es especial. Digamos que es un punto de inflexión. Creo que esa es la definición más adecuada".

Casillas vio desde la banda el 1-0 de Raúl, el empate de Lucio y la obra maestra de Zidane para el 2-1. Ni por la cabeza se le podía pasar que él iba a ser decisivo. A los 67 minutos César cayó lesionado e Iker salió casi sin calentar. El partido acabó siendo una avalanca ofensiva del Leverkusen.

En 52 segundos, Casillas hizo tres paradas memorables. La primera fue a un derechazo de Basturk que mandó a córner. De ese saque de esquina llegó un balón que Berbatov enganchó y al que Iker llegó con los pies por los pelos para mandarla a córner. Y de ese lanzamiento llegó otro que acabó con un cabezazo también de Berbatov al que el portero del Madrid respondió casi en la línea de gol con su pierna derecha. El portero acabó entre lágrimas: "Se lo dedico a toda la gente que me quiere un huevo".
Casillas:"No es que me cambiara la vida, pero sí es especial. Digamos que es un punto de inflexión"

En apenas cuatro días, el seleccionador pasa de jugar en el estadio en el que creció, el Helmántico, al que le vio proclamarse bicampeón de Europa. "Tiene un ambiente muy especial, de esos a los que al futbolista le gusta jugar". Del Bosque se acuerda de las paradas de Iker: "Claro, cómo no, pero también me tengo que acordar de César", señala con una sonrisa.
Del Bosque: "Hampden Park tiene un ambiente muy especial, de esos a los que al futbolista le gusta jugar"